domingo, 22 de mayo de 2016

3.¿Cómo deben ser los docentes hoy? ¿Qué competencias deben desarrollar?

Por una parte, el profesor ya no actúa como único ente poseedor de todo el conocimiento, sino que ahora su papel es el de facilitador del mismo y, por otra parte, el alumno ya no es la parte pasiva del proceso de enseñanza - aprendizaje, sino que la parte activa y protagónica del mismo. SegúnTracey Tokuhama, experta norteamericana en capacitación docente Espinosa, y con la que nos mostramos totalmente de acuerdo, el estudiante actual es inquieto, informado, creativo, con intereses e inquietudes propias, dispuesto y capacitado para enfrentar, apoyar y cooperar no sólo en su propio proceso de enseñanza - aprendizaje, sino también en el de los demás.Para ella el problema radica en que se enseña en forma de cátedra y no se aprovecha la curiosidad de los jóvenes. "Se necesitan debates, diálogos, interacción entre los alumnos, como alguna vez fueron las clases de Sócrates. Lo bueno es que el estudiante caiga en la cuenta de su propia ignorancia y se esfuerce para superarla. De nada sirve hacer cálculos de memoria y repetir textos que jamás podrán ser aplicados a la vida cotidiana", sostiene la educadora, que considera fundamental que la meta de los profesores sea crear pensadores críticos, que puedan resolver problemas de la vida real y no sólo dentro del aula. "Los estudiantes están acostumbrados a los constantes movimientos de las cámaras de televisión, la agilidad, la rapidez, no soportan un discurso monótono. Ningún profesor puede competir con la televisión o un videojuego para captar la atención de un alumno. El mundo ha cambiado y debemos adaptarnos a él" . También sería importante que los profesores hagan un juicio crítico o autoevaluación después de sus clases, que se pregunten si han hecho las cosas bien, en qué han fallado, y que busquen nuevas formas de llegar a los alumnos para motivarlos, comprenderlos y evitar caer en la tediosa rutina De la encuesta se desprende que un 7,3% de los profesores cree que los alumnos de ahora son más felices y un 2,2% estima que tienen más sentido de la justicia. Tan solo un 4,4% se decanta por que tienen más conocimientos. «Los alumnos tienen una manera diferente de aprender y de situarse en la vida. Enseñar es más difícil que antes y será más difícil en el futuro», apuntó Marchesi. «Son peores alumnos porque les cuesta más aprender, atender y ser pacíficos. Saben menos de algunas cosas y más de otras. Dudo que se sepan los ríos o los cabos de España, pero se manejan muy bien con Google y con las nuevas tecnologías”. A pesar de que los profesores se sienten a veces sumidos en el desconcierto por su ausencia de reconocimiento social y su falta de autoridad, el estudio constata que un alto porcentaje de ellos se proclama muy satisfecho con su profesión y no la abandonaría, a pesar de las dificultades a las que se enfrentan. Un 67,8% se encuentra más satisfecho o al menos igual que cuando se inició en la docencia, mientras que el 86% no se ha planteado dejar la enseñanza ni ha perdido la ilusión. Estos profesionales valoran positivamente su “capacidad de innovación, entusiasmo e interés por aprender” .

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